lunes, 31 de marzo de 2008

Pain


-Doctor me duele el corazón
Siento ansiedad
Se me dificulta respirar
Mi estomago me duele
Llevo muchos días sin poder dormir
Ya no puedo concentrarme
Mi apetito a desaparecido

El Doctor guarda su libreta de recetas y deja sobre el escritorio su pluma fuente


-¿Qué sucede Doctor?
¿Acaso no piensa recetarme algún medicamento para mejorar?


El Doctor da un pequeño suspiro y me mira a los ojos


-Disculpe Señorita… pero no hay medicamento que cure o alivie el mal del cual usted parece…


-¿Es tan grave Doctor?


-No se preocupe Señorita… se aprende a vivir con el… en algunos casos… el dolor en el corazón y el insomnio llegan a desaparecer casi pro completo


Desvió lentamente la mirada en dirección al escritorio del Doctor
La foto de una hermosa mujer era adornada por un marco de plata con un pequeño moño negro en la esquina derecha
Observe de reojo al Doctor… el también estaba viendo la foto en el marco de plata
Su mirada contenía una enorme nostalgia sepultada en lo más profundo del alma
A mi mente vino el recuerdo del dueño de los hermosos ojos pequeños y oscuros…
Sus caricias…abrazos…besos…el primer “te amo”


Mi corazón comenzó a doler, mis pulmones estaban privados del aire, mi estomago ardía profundamente y sentía unas terribles nauseas…
Poco a poco unas pequeñas lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos…


El Doctor se puso de pie y me acerco un pañuelo… coloco su mano en mi hombro derecho y en voz muy baja… me dijo:


-Todo estará bien…


Pude notar que era una frase que había repetido muchas veces antes… y ni siquiera el mismo había logrado aceptar esas 3 palabras…

2 comentarios:

marion dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
marion dijo...

estoy de acuerdo con el sentido general pero el amor es sobrellevarse y preservarse mutuamente de una manera que supera lo escencial de la vida misma y sobrepasa la linea entre el ser y el existir si el amor se encapsulara en un bosquejo de menos una cuartilla seria demasiado obvio el caer en lo conocido y no en la maravilla del absurdo